Bien… no es una tontería , sino una (si se quiere tonta) reflexión. Podría hablar de lo mucho que a los humanos nos gusta contaminar, hacer ruido o prohibir esto o lo otro, o lo de más allá. Como decía nuestro amigo David, el Gnomo. O podría hablar de lo mucho que al ser humano le gusta tener siempre la razón (aunque no la tenga en absoluto) sin admitir que quizá puede estar equivocado.
Pero hoy me ha dado por pensar en esto, pues , casualidades o no, de la vida y las coincidencias. Hace poco se cumplió el primer aniversario de la puesta en funcionamiento del “chisme de la partícula de Dios”, si ,si.., el colisionador de partículas que en su cometido de encontrar el orígen de la materia nos mandaría a todos a tomar por c… , ejem. Rectifico: Abriría un agujero negro por el que toda la materia del planeta tierra sería absorbida. En definitiva EL FIN ABSOLUTO DU MONDE , que además parece el título de una peli.
Pues bien, aquí llevamos ya un añito, que no está nada mal, vivitos y coleando, y todo parece indicar que seguiremos currando para la sociedad que nos rodea, y pagando impuestos e hipotecas por doquier durante un tiempecito más… Todas aquellas voces catastrofistas que anunciaban el fin parecen haberse callado de golpe, y el asunto parece que incluso se hubiera olvidado a nivel general.
Por Dios señores, estamos hablando del fin de todo..¿tan fácil es de olvidar tan magno acontecimiento en tan corto espacio de tiempo? , pues parece ser que sí.
Claaaaro. Dentro de un tiempo habrá quien avive de nuevo la cuestión, quien incluso diga que nunca se puso en marcha el trasto hasta el momento (juejue jiajia) quien diga que un gran meteorito se dirige a la tierra y que de modo irrevocable acabará con el planeta y la vida, quien asegure que las extrañas profecías de Neandhertalensushi Di Calatravenski y San Pancraceu concretan el fin de los tiempos en tal o cual año… pues eso, que los mensajes para alarmar pueden variar en forma y contenido pero básicamente todos tienen el mismo cometido: Sembrar la polémica, crispar los ánimos, atemorizar, o simplemente..reírse un rato de la peña.
Algunos piensan que el ser humano es un animal de costumbres, que detesta los grandes cambios y que cuando estos acontecen, se produce sin remedio un shock en los esquemas mentales de las personas, trastocando y trastornando el “ritmo” de la vida. Se dice que tanto hombres como mujeres viven a gusto con su rutina y que temen que esta se vea modificada…
Nada más lejos de la realidad… muy al contrario, y aunque no queramos admitirlo, el ser humano está deseoso de cambios, sediento de novedades, expectantes por si algo aparece en el horizonte para sacarlo de esa horrenda monotonía social en la que nos hemos montado , como quien se monta en el carricoche de una atracción de feria de la que ,una vez se ha puesto en marcha, ya no se puede uno bajar. No nos engañemos..
Porque si esto fuera de otra manera la gente no inventaría embustes ni difundiría hoax tan patéticos como aquel que aseguraba que este verano pasado veríamos “dos lunas” en el cielo nocturno y no se volvería a ver algo igual hasta tropecientos mil años después, ni se extenderían mensajes por foros o comunidades electrónicas para poner en conocimiento general que según unas supuestas escrituras (o mismamente porque al profeta de turno se le ha ocurrido) dentro de poco se acabará el mundo.
Y esto es así, damas y caballeros hasta tal punto, de que cuando no hay ningún palo del que tirar, cuando no hay fuentes escritas o referencias a las que recurrir, pues sencillamente nos las inventamos…
En realidad no deja de ser un fenómeno curioso, como muchas de las contradicciones a las que los seres humanos estamos sujetos. Peculiaridades del ser humano y de su gusto por el escándalo y el bombo y platillo.
Ese mismo que dice ser el único que posee un sentido que en realidad es bastante poco común…
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